Análisis social desde la Inteligencia Artificial
En la actualidad, la Inteligencia Artificial se está aplicando a una amplia variedad de campos y disciplinas, debido al incremento de grandes inversiones por parte de empresas, gobiernos e instituciones para su desarrollo.
La necesidad de nuevas técnicas para el tratamiento de las grandes cantidades de información de hoy en día hace que la IA haya resurgido como tecnología de investigación. Sus avances y mejoras desde la información extraída de internet, proyecta sus aplicaciones a la mejora del reconocimiento de voz y facial, así como a una mayor atención personalizada para los usuarios de IA.
En este contexto, es importante especificar algunos de los usos que se le dan a la Inteligencia Artificial en la actualidad. Por ejemplo, en los teléfonos móviles de hoy en día, se puede encontrar la IA en los reconocimientos de voz, faciales o dactilares. Otros de sus usos son la fabricación de vehículos autónomos, la automatización de procesos en fábricas, la filtración de correos que llevan spam o malwares, o en el diseño de videojuegos. Asimismo, a una escala mayor, es importante comentar su aplicación en el campo de la medicina, ya que la IA es capaz de dar asistencia a un médico en la toma de decisiones, supervisar las condiciones de los pacientes e incluso diagnosticar enfermedades. Posicionándonos en una visión más a largo plazo, otra de las aplicaciones que puede desempeñar la IA es en los procesos educativos.
Todas estas aplicaciones de la Inteligencia Artificial llevan consigo un cambio de paradigma, sobre todo para las empresas y los procesos productivos, como con el fenómeno de la Industria 4.0.
En lo que respecta al estudio del impacto social de la IA, es indispensable mencionar el Instituto AI Now2 localizado en New York, ya que se trata del primer centro universitario de investigación centrado específicamente en la comprensión de las implicaciones sociales de la Inteligencia Artificial. Las investigaciones de AI Now se centran en cuatro dominios principales: derechos y libertades, trabajo y automatización, sesgo e inclusión, y seguridad e infraestructura crítica.
La Inteligencia Artificial está adquiriendo gran relevancia en la sociedad llegando a realizar tareas rutinarias con precisión y reduciendo el error humano; al contar con un gran volumen de información son capaces de tomar decisiones de manera muy rápida y eficiente y hasta contribuir a la sostenibilidad global. Sin embargo, plantea una serie de cuestiones éticas y pensar en mantener una regulación constante de la misma, pues al necesitar una enorme cantidad de datos de la población, genera una gran dependencia hacia los mismos y una invasión de la privacidad en la ciudadanía.
El concepto de riesgo se puede considerar como una importante herramienta teórica para los estudios de la sociología contemporánea para interpretar las dinámicas de la sociedad moderna. Ahora son las nuevas tecnologías, incluida la IA, las que determinan en gran medida los nuevos desafíos y riesgos económicos, políticos y sociales. Muchos sociólogos de las tecnologías como Ienca, estudian los peligros que éstas pueden suponer un peligro para la sociedad y, para contrarrestarlo, el autor se basa en seis principios éticos: evitar el control centralizado, la apertura, la transparencia, la inclusión, el centrarse en el usuario y la convergencia.
Desde la visión de Michel Foucault se comprende la sociedad moderna como un a “prisión continua”. Explica que hay una constante vigilancia de unos seres humanos a otros, en busca del orden social. En este sentido, las nuevas tecnologías tienen un gran potencial como dispositivos de vigilancia. Concretamente, la IA puede servir para monitorizar y controlar espacios privados, pero también públicos, a través de, por ejemplo, la vigilancia predictiva, con el fin de mejorar la seguridad pública, o los programas de reconocimiento facial. Esta vigilancia constante, es difícil de evitar si ocupa espacios públicos, lo cual lo convierte en una herramienta de control que contribuye a desdibujar la privacidad y los espacios.
Por otro lado, Pierre Lévy realizó un estudio sobre el concepto de inteligencia colectiva, en el cual la define como “una inteligencia repartida en todas partes”. En otras palabras, se trata de un tipo de inteligencia que se crea en base a la colaboración y el enriquecimiento mutuo de diversas personas. El autor considera que dicha inteligencia conllevará un incremento de la rapidez en cuanto al acceso de la información, creando un proyecto para hacer más inteligentes a las personas con ayuda de los ordenadores. Dicho concepto ha sido relacionado y comparado con el de Inteligencia Artificial, afirmando que puede ser beneficiosa su combinación para lograr complementar las capacidades de los humanos con las máquinas.
Además de conocer cuáles son las aplicaciones y políticas de una tecnología también se deben tener presentes los peligros, soluciones y usos en el contexto social para una mejora social mediante las innovaciones tecnológicas que tienen el potencial de moldear las dinámicas sociales e incluso la concepción que tenemos sobre los espacios. Estos cambios se producen sin que la sociedad tenga plena conciencia de lo que suponen, generando una aceptación naturalizada y deja de lado toda visión crítica hacia el fenómeno, llevando consigo nuevos desafíos y riesgos económicos, políticos y sociales.
En líneas generales, podemos afirmar que la Inteligencia Artificial ha avanzado a pasos agigantados, lo cual amenaza los modelos tradicionales, tanto en el ámbito empresarial e industrial como en las interacciones sociales. Por ello, es preciso que la sociedad se adapte a la misma velocidad que lo hace el cambio tecnológico, sin embargo, para reducir las desigualdades sociales y contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad hemos de lograrlo posicionando al ser humano en el centro del desarrollo y de los usos de la IA.